El papel de la biomasa para alcanzar la soberanía energética en plena crisis por el gas ruso
La crisis económica de 2008, la crisis por la pandemia de la COVID-19 con la falta de suministros y ahora el conflicto entre Rusia y Ucrania son situaciones excepcionales que provocan un aumento de la inflación directamente relacionada con el precio de los combustibles fósiles. La crisis por la escalada de precios del petróleo y la desconexión del gas ruso han impulsado la transición energética de la Unión Europea.
Sólo en 2021, según datos de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (CORES), España importó 37.027 GWh de gas licuado procedente de Rusia. Hasta diciembre de 2021 era el cuarto país suministrador de gas natural a España, por detrás de Argelia con 177.990 GWh, Estados Unidos con 59.815 GWh y Nigeria con 47.690 GWh.
El aprovechamiento de recursos locales como la biomasa para la generación de energías limpias ofrece una solución sostenible, eficiente y a un precio estable que permite contrarrestar la fuerte dependencia energética del exterior.
El papel de la biomasa en España y su impacto económico
España es el país de la Unión Europea donde más crece la superficie forestal. La biomasa forestal crece a un ritmo aproximado de 46 millones de m³ anuales, de los cuales se aprovechan aproximadamente 19 millones de m³. Es decir, poco más del 41%, mientras que en países del norte de Europa este aprovechamiento de la biomasa es superior al 70%.
Aún así, según AVEBIOM, el sector de la biomasa forestal como fuente de energía vive un buen momento con el avance de numerosos proyectos y la asignación de incentivos que ayudan a hacerlos realidad. Además, el sector ha logrado el respaldo de una sociedad cada vez más consciente del valor de la biomasa y sus beneficios medioambientales y económicos.
En total, el sector de la biomasa mueve alrededor de 3.000 millones de euros en España y confía seguir siendo imprescindible como energía de respaldo para el mix energético del país.
El Plan REPowerEU, la solución de la UE para la transición energética
Como represalia a Moscú por la guerra, la UE ha vetado las importaciones de carbón ruso a partir de agosto. En cuanto al gas, la UE compra en Rusia el 40% de lo que consume y encontrar un sustituto es más complejo que el petróleo, por lo que la Comisión Europea ha optado por acelerar la desconexión en lugar de buscar el consenso para prohibirlo.
A través del Plan REPowerEU, la Comisión Europea ha decidido finalmente apostar por la producción propia con tal de conseguir reducir la dependencia energética e industrial de países productores de hidrocarburos como Rusia y al mismo tiempo de China, la gran fábrica mundial.
El objetivo de Bruselas es lograr duplicar para el año 2030 la capacidad de energía solar instalada y elevar el objetivo de consumo de energías renovables del 40% fijado actualmente al 45% y, además, se esperan planes específicos para el impulso de la biomasa, tanto en lo referente al biometano agrícola en el aprovechamiento de la biomasa forestal a través de la gestión eficiente de los bosques.